Matías fue despedido como merecía. Más de dos mil personas llegaron hasta el hogar Mapuche Pelontuwe de Temuco para darle el último adiós. Catrileo fue asesinado el pasado 3 de enero en el fundo Santa Margarita de propiedad del latifundista Jorge Luschinger, comuna de Vilcún, por el cabo de Carabineros Walter Ramírez Espinoza, quien con una subametralladora le disparó cobardemente por la espalda provocándole la muerte.
Todos quienes comprenden lo que realmente significa la lucha por la vida del pueblo Mapuche fueron a despedir al weichafe al hogar Mapuche Pelontuwe, lugar en donde se llevó a cabo el velorio. Desde que se fueron enteraron de su lamentable partida, comenzaron a arribar al hogar Mapuche diferentes comunidades de todo el Wall Mapu y organizaciones sociales.
Así el fogón fue un fiel acompañante en los días que Matías fue velado. Bajo los sonidos del kultrun, trutruka, kul kul y pifilka, y los siempre infaltables afafanes (grito de guerra), las comunidades que iban arribando homenajeaban al weichafe.
Con motivo del luto, en tanto, en otros sectores de las regiones de la Araucanía y del Bío Bío se daban demostraciones de resistencia y repudio: dos camiones quemados en las cercanías de la comuna de Ercilla, algunos cortes de carretera y diferentes focos de incendios fueron parte de las acciones.
Funeral
En la madrugada de hoy, la Coordinadora de Comunidades en Conflictos Arauco Malleco (C.A.M.), organización de la cual Catrileo era integrante, le realizó un sincero homenaje para reivindicarlo como el segundo mártir de la lucha de liberación nacional Mapuche, tras el asesinato de Alex Lemun en noviembre de 2002.
Posteriormente, luego que se realizara un pequeño trawn, las comunidades manifestaron su sentir mediante condolencias y fuerza hacia la familia. Pasado las 15.00 horas las cerca de dos mil personas, entre comunidades, organizaciones, estudiantes y miembros de la sociedad civil que quisieron estar presentes, comenzaron a marchar hasta el Parque del Recuerdo, escoltados en todo momento por alrededor de 70 konas (encapuchados) que iban resguardando la seguridad de la caminata.
Finalmente, ya en el cementerio, familiares, amigos, la comunidad de Lleupeko y su organización, le entregaron el último adiós con breves palabras que inundaron el ambiente de tristeza y rebeldía. Luego, mientras comenzaban a bajar el ataud, peñis y lamuen, con wiños en mano, hicieron sentir todo su newen al son de los afafanes...
Pewkallal weichafe Matías Catrileo
FUENTE:
REDCHEM
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