TORTURA Y TRATO INDEBIDO A PRESO POLITICO MAPUCHE

NUEVO CASO DE TORTURA A COMUNERO Y ACTUAL PRESO POLITICO MAPUCHE
Por Observatorio Ciudadano de Temuco

Tortura y trato indebido en el caso de Jonathan Huillical

Uno de los presos es el joven estudiante Técnico en Alimentación del
Instituto Inacap, Jonathan Huillical (24), que forma parte de la red
de apoyo a las comunidades mapuche. Nos relata que el día de su
detención en la ciudad de Temuco, el 14 de abril, una vez en el carro
policial “los policías comienzan a golpearme en la cabeza y cara, para
lograr que le dijera mi nombre, a lo cual accedí inmediatamente. Luego
soy trasladado al cuartel de investigaciones en Temuco, en donde
comienzan a golpearme nuevamente para comprobar mi domicilio, tras
esto soy trasladado hacia mi casa en Labranza, por una caravana de
seis vehículos aproximadamente”.

El trayecto Temuco-Labranza “fue bajo constantes golpes de puño en la
cabeza y reiteradas amenazas de golpizas más grandes”. Ya en Labranza,
mientras los policías procedían a allanar su casa, “el mismo rati se
ensañó de nuevo conmigo, comenzando a golpearme una y otra vez, de
golpe de puño en la zona de la cabeza, oído izquierdo y cuello”. El
allanamiento duró veinte a treinta minutos, pero al volver al cuartel
lo pasaron a una oficina del segundo edificio acompañado de tres
oficiales, dos perros y un jeep. “Fui golpeado durante veinte minutos
aproximadamente, en la cabeza, oído y testículos, todo para que me
declarara culpable”, a lo él les preguntaba “de qué”, porque aún no se
le informaba el motivo de su detención.

Luego quedó solo con el jefe de unidad, quien le señaló que estaba
detenido por una agresión al fiscal Elgueta de Cañete, pero que él no
conocía. Al terminar las amenazas psicológicas impartidas por este
efectivo, quien “me decía que por “weon” iba a tener que pasar veinte
años en la cárcel y que, si no decía nada, haría entrar a los otros
dos para que siguieran la golpiza, pero gracias a chao gnechen ello
quedó solamente en amenazas”, relata Huillical.

El joven estudiante, que no podía caminar bien y que presenta pérdida
de audición en el oído izquierdo producto de los golpes, recuerda que
cuando lo llevaron al Hospital Regional de Temuco para constatar
lesiones, el doctor lo vio 10 segundos a un metro de distancia, entró
a su oficina y le pasó una hoja a los policías que lo andaban
trayendo, sin hacer un análisis exhaustivo. “Tuvo una atención
deficiente, superficial y sin realizar ningún tipo de maniobra para la
evaluación de la audición, ni del equilibrio y mucho menos la
utilización de equipos como otoscopio, para ver si existía alguna
lesión del oído izquierdo, como por ejemplo estructuras como la
membrana timpánica”, señaló en un breve informe el Doctor Antonio
Painecura, quien visitó a los presos el 21 de abril pasado.

De vuelta al cuartel lo dejaron esposado a una silla por unas horas.
Como a las siete de la tarde, tras ser mostrado a la prensa como un
verdadero delincuente, fue entregado a los policías de Concepción que
habían viajado hasta Temuco exclusivamente a buscarlo. “Nunca pasó por
mi cabeza lo que a contar de ese momento comenzaría a ocurrir, me
comenzaron a amenazar con golpearme sin no les decía la verdad”,
señala.

Una vez comenzado el viaje de Temuco a Concepción, los policías
cumplieron sus amenazas y comenzaron a golpearlo en la cabeza y
estómago. Le decían que traían a su pareja en un carro más atrás, “y
que si no hablaba se iban a divertir con ella y le iban a hacer lo
mismo que a mi. Aparte de eso me amenazaban con traer a mi madre que
está en Lonquimay y con una guagüita que todavía no tenía 10 días”.

Tras dos horas aproximadamente de viaje y ya cansado por la golpiza y
el ajetreo del día, Huillical se quedó dormido, pero el policía que
estaba a su lado derecho tomándolo del pelo y torciéndole la cabeza le
decía que todavía tenía que llegar a Concepción, “donde le iban a
colocar electricidad en los cocos y además me decían que allá estaban
esperándome los ratis a los que les había disparado y que me iban a
sacar la chucha”. Mientras eso pasaba, el policía de la izquierda le
daba golpes de puño en el estómago.

Una vez en Concepción lo pasaron a una oficina, arrodillado, esposado
y con las piernas cruzadas. Pusieron su cabeza sobre un escritorio,
comenzaron a golpearlo en el cráneo y rostro y darle patadas en la
espalda. “Luego de un rato de golpiza uno de ellos salía y entraba a
la oficina diciendo que estaba lista la sala para ponerme corriente.
Al rato y ya exhausto por los golpes y amenazas, me hicieron firmar
una declaración a la fuerza en la cual se me obligó a reconocer
personas que jamás he visto en mi vida, y a relatar hechos en los que
nunca he tenido participación”, señala Huillical.

A las 6 de la mañana aproximadamente lo tiraron a una celda para que
“descansara un rato”. “No pude dormir nada, pues no podía apoyar la
cabeza debido a los chichones que tenía producto de los golpes”,
recuerda. No pasó ni una hora y lo sacan esta vez para trasladarlo a
Cañete. En el camino le decían que tenía que decirle lo mismo al
fiscal, por que ellos iban a estar ahí y si no lo hacía, ellos todavía
iban a tener un rato para hacerlo hablar.

Una vez en Cañete, Huillical tuvo que hacer lo que le dijeron “por
miedo a que me siguieran golpeando”. “Una vez ya en la formalización,
mi abogado defensor mencionó la tortura a la que fui sometido. Al oír
esto la magistrada de turno hizo caso omiso y el fiscal dijo que esto
‘estaba en mi imaginación’ ”.

El informe médico del doctor Painecura, describe respecto de
Huilllical lo siguiente: Examen físico, inspección, aparentemente
normal. Palpación: dolorosa a la tracción del pabellón auricular y
compresión del trago de la oreja izquierda. No pude utilizar otoscopio
ya que el recinto penitenciario no permite la entrada de estos equipos
médicos. Maniobras de Romberg simple negativa y romberg sensibilizado
levemente positiva. FR: 20 x min FC: 80 x min TA: no explorada (sin
esfigmomanómetro), Impresión diagnóstica: Hipoacusia moderada
postraumática, izquierda.”

“Desde el punto de vista clínico, los presos políticos Mapuche
presentan daños físicos como consecuencia de brutales maltratos de
agentes del estado chileno durante sus detenciones. Golpizas, tratos
indignos e inhumanos, balazos, son algunas de las secuelas”, concluye.

Situación procesal y configuración de torturas

El abogado Pablo Ortega nos confirma que las personas procesadas por
causas que están ante la fiscalía militar, además de su defendido,
Jonathan Huillical Méndez, son Ramón Llanquileo Pilquiman, José
Huenuche Reiman y Luis Menares Chanilao.

Ellos están sometidos a doble procesamiento por la justicia civil y la
justicia militar, por los mismos hechos de agresión a una caravana de
carabineros e investigaciones, donde habría habido intercambio de
disparos. Señala que la prensa ha señalado que hubo un ataque al
fiscal Mario Elgueta, pero es un delito inexistente, “porque no hay
dolo, nadie sabía que él iba ahí, eso debía ser absuelto”, señala.

“En esta situación hubo trece personas detenidas a las que se aplicó
la ley antiterrorista y secreto de seis meses por la justicia militar,
donde ya existe el secreto de sumario. Si bien hay un caso, no nos han
dado acceso al mismo, nos lo han negado, por lo que estamos haciendo
un defensa a ciegas”, agrega el abogado, aclarando que “hemos hecho
presentación en torno a que jurídicamente no pueden haber dos
presentaciones respecto a un mismo hecho, y esas situaciones están en
apelación en la Corte Marcial en Santiago”.

Respecto de las acusaciones sobre cuatro personas a las que él lleva
su defensa, es categórico al afirmar que “son inocentes. No hay
participación en el hecho”. Sin embargo, sobre el futuro del caso dice
que no hay claridad, porque no hay conocimiento respecto de la
investigación. Los acusados en este caso están privados del derecho a
defensa, es una situación altamente injusta y arbitraria, y es muy
difícil para los abogados trabajar en estas condiciones”, denuncia
Ortega. Además se trata de detenciones masivas, por lo que para la
familia es muy difícil colaborar con la defensa en términos de aportar
antecedentes, documentos.

“Lo que más resalta es la arbitrariedad de la situación y que esto
represente exportar el modelo de la novena región a la octava región:
detenciones masivas, aplicación de ley antiterrorista, persecución a
granel y después una investigación que termina sin que existan
pruebas. Esto no se había visto en la octava región y los presos creen
que es el triunfo del sector duro del Ministerio Público”.

“Pero el tema que más les preocupa a los presos es la tortura. Ellos
derechamente han denunciado tortura, esta vez por parte de la policía
de investigaciones. Pero aquí lo que enfrentamos es una política de
estado que se ha extendido a todos los estamentos, tanto el Ministerio
Público como la policía de investigaciones, donde resalta la
arbitrariedad, la extrema violencia y los procedimientos
antidemocráticos, como la tortura. El juez de garantía, frente a todas
estas denuncias, no ha hecho nada, y por ello se está haciendo
cómplice de esta situación”, afirma Ortega.

“La aplicación de golpes en los oídos y en la zona abdominal, donde no
se dejan huellas, no es solo violencia, sino una situación científica
de tortura. Y son los jueces de garantía los que tienen que atender
estas denuncias y ordenar la investigación, más allá que el juez sea
competente o no. Sin embargo, el juez no ha hecho nada, ha desestimado
estas denuncias sin siquiera investigarlas”, acusa el abogado.

Silencio de la policía
Frente a los graves hechos mencionados recurrimos a la institución
policial para obtener su versión. Por teléfono nos atendió el
Subcomisario Arenas de Temuco, quien nos informó que no tienen un
comunicado oficial al respecto, y que se debe hacer una investigación.
Cualquier comunicación se dará conocer por medio de la Relacionadora
Pública, Jacqueline Leal. Pero pese a que nos dieron su teléfono,
nuestras llamadas no tuvieron respuesta para procurar una versión
institucional, guardando silencio frente a estos hechos.
Publicado.
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Asamblea Nacional por los Derechos Humanos
Carabineros de Chile 33 Of. 3 Sede Agrupación Familiares Ejecutados Pilíticos (AFEP)

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